El Blog de Encamion.com: Ciudades y sus malos humos… ¿El diésel único culpable?

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    En los últimos tiempos no cesan de surgir titulares que nos hablan de lo dañino que supuestamente resulta un motor diésel en funcionamiento. Si hacemos caso de algunos responsables políticos y periodistas prácticamente el tubo de escape de muchos de los vehículos que forman el parque móvil español sería tan o más peligrosa que un arma en manos de un terrorista cualquiera. El alarmismo ha cuajado en la población y eso está notándose en el descenso de las ventas de automóviles de muchos modelos. Recordemos que el sector de la automoción representa un 10 por ciento en el PIB español y que de hecho es uno de los principales generadores de actividad para las empresas de transporte.

    El aire que respiramos

    No vamos a negar el grave problema que supone en las grandes conurbaciones urbanas europeas la calidad del aire ante ciertas condiciones metereológicas, pero si que vamos a negar el discurso, «facilón y alarmista» esa es nuestra opinión desde Encamion.com, que achaca esa situación casi en exclusiva a las emisiones contaminantes de los vehículos diésel. Y, claro, entre los diésel los camiones se ven acusados en primera fila. Ya destacamos en su momento entre las charlas del pasado Fórum Ecotransporte organizado en colaboración desde vuestro web favorito dedicado al mundo del camión y la patronal de transportes de Barcelona, Transcalit, como el sector del transporte debe y de hecho se inscribe en la solución al problema actual de la mala calidad del aire que se respira en las grandes ciudades. No hay más que fijarse en las soluciones técnicas que están presentando los fabricantes en citas como la mayor feria del mundo dedicada al vehículo industrial y comercial, IAA 2018 de Hannover, para ver como las mecánicas, híbridas, eléctricas y las alimentadas por gas natural son ya una realidad. Una realidad que no va a suplantar al motor diésel al 100 por 100 pero sí que va a jugar un papel fundamental en la solución de esta problemática. Todo ello, naturalmente gracias al esfuerzo inversor que los transportistas ya están realizando. Parece que el primer impulso de nuestros gobernantes, culpabilizar casi en exclusiva al ciudadano y al transportista que gira la llave de contacto de un vehículo diésel, ya está reculando. En gran parte debido a la presión de  los fabricantes de vehículos, tanto los pesados como los de automóviles. Mientras, todos los miembros de la sociedad en su conjunto, deberíamos reflexionar. Es evidente que necesitamos poder respirar un aire en condiciones de salubridad, pero también debería resultar evidente para nuestros gobernantes, quienes mayor capacidad de influencia ante esta problemática detentan, que la auténtica causa del gran nivel de contaminación que se sufre en nuestras ciudades es la tendencia a sumar millones de seres humanos en unas decenas de kilómetros cuadrados. Y si encima enfocamos el diseño de las urbes de modo que las mamás llevan a sus hijos al cole en inmensos 4×4 y vamos a comprar hasta el centro comercial en nuestro bonito SUV, para después acudir hasta el cine también motorizados… Pues podrán prohibir la circulación de camiones e incluso tratar de recibir el reparto de mercancías en drones voladores, eléctricos naturalmente aunque dicha electricidad la haya generado una central térmica alimentada por carbón, pero lo que no lograrán simplemente tratando de eliminar las mecánicas diésel del panorama es mejorar la calidad del aire que respiramos. Esperemos que nuestros responsables políticos de dejen pronto de titulares tan fáciles como culpabilizadores y que empiecen en serio a mejorar la vida en las grandes urbes. Si encima lo hacen contando con un sector tan importante como el de la logística y el transporte verán como lograr una movilidad sostenible es un poco más sencillo.