Tunning camionero a la americana
Los chicos malos de la Interstate
Hot Rods es un término poco conocido, salvo por lo que muestran algunos canales temáticos de televisión, en la vieja Europa donde las abundantes regulaciones impiden circular con cualquier vehículo que no tenga debidamente homologado hasta el último de sus tornillos y catadióptricos. En los USA esto no es así, si tú camión, sea clásico o no, es capaz de superar una ITV nadie te va a pedir el número de homologación de un paragolpes cromado o una luz de freno… Tunning camionero a la americana
Gracias a esa apertura de mentes es posible encontrar en una de las convenciones de la ATHS (American Truck History Society) a un grupo de aficionados, en este caso procedentes de los estados de Mayne y Ohio, que no sólo han acudido con sus viejas tractoras de Dirt Track Races sinó que además alguna de estas impresionantes máquinas lucen sin complejos su placa de matrícula que les permite rodar por cualquier carretera abierta al público en los USA.
Dirt Track Races
No sabemos del todo si por desgracia o afortunadamente, pero lo cierto es que ya no es posible acudir a una pista circular de tierra para disfrutar con una de las disciplinas deportivas al volante de camiones más espectacular que haya existido jamás… El problema, que en el país de las indemnizaciones multimillonarias se agravó, resultó que a medida que crecía la potencia disponible en los camiones de carreras era más fácil que cuando un vehículo se salía se pista cruzase las vallas de protección y terminase alcanzando al público.
Pronto se llegó a la conclusión que lo mejor era dejar desiertas las tribunas y el público debía buscar acomodo en la parte centras de la pista entre los motorhome de los diversos equipos, pero lo cierto es que si en una carrera se producía una melé y dos o tres camiones salían disparados a través de las tribunas desiertas el resultado tras un finde de carreras era muy parecido al de una exhibición de equipos de derribo. Aquello marcó a mediados de los años 80 del pasado siglo el fin de esta espectacular disciplina deportiva, aunque por suerte unos pocos conservan varios de aquellos veloces engendros a medio camino entre un bólido XXL y una veloz máquina de derribos.
Gas a fondo
Nosotros pudimos admirar cuatro de estos viejos bólidos, dos Freightliner, un Kenworth y un Western Star, aunque la verdad es que dada la profunda preparación casera que sufrían los camiones aptos para el Dirt Track Race lo único que se mantenía respecto a una tractora de serie era la cabina, el capot y parte del chasis. Eso sí, en la época uno de los motores que mejor se adaptaba a la competición en camión, que también reinaron en el campeonato europeo de carreras de camiones entre los 80 y 90, fueron los bloques de 8 cilindros en V firmados por Detroit Diesel y que a través de un buen trabajo en la inyección y sumando la adición de un turbo para cada uno de los bloques de cuatro cilindros, permitía a estos bólidos superar largamente los 1.500 CV de potencia máxima. Tunning camionero a la americana
En definitiva, unos venerables clásicos de armas tomar y que resulta toda una delicia poder admirar hoy en día. En casi todos los casos la caja de cambios elegida era un convertidor de par Allison, lo cual permitía al ajetreado piloto tener toda su atención en la pista y todas las manos sobre el volante para evitar salirse.
Hot rods a gran escala
El estilo Hot Rod es una preparación característicamente norteamericana que transforma un vehículo clásico en algo así como un superdeportivo… Lo sorprendente es que este estilo también vaya triunfando entre los aficionados a los camiones clásicos, de modo que podemos hablar de auténticos Hot Rod XXL creados a partir de tractoras de diversas marcas, aunque dos de las que parecen atraer más anlos aficionados de este característico estilo son Mack y, como no podía ser de otro modo, Peterbilt.
El auténtico Hot Rod no sólo equipa una mecánica de ultimísima generación, sinó que parte de un modelo clásico y además permanece muy fiel a la línea original, sin demasiados añadidos a la vez que luce suspensiones rebajadas y a poder ser una monstruosamente alargada distancia entre ejes. Tunning camionero a la americana
En este mismo artículo tenéis varias de estas tractoras al más puro estilo Hot Rod.
El Turbo
“El Turbo”, así en español, es un clásico entre los clásicos, un Peterbilt 350, de los de capot extendido, procedente de 1949 y más que conocido pues ha aparecido en multitud de publicaciones y programas de televisión. Aunque este camión siempre trabajó con base en California y la costa oeste fue su campo habitual de acción desde 2005 pertenece a un coleccionista de Ohio.
Este afortunado y lustroso Peterbilt cuenta con un motor Cummins de 400 CV aunque lo más llamativo es su bien equipado sleeper. Aunque ahora los viajes que realiza suelen estar ligados a eventos como las concentraciones de camiones clásicos y decorados, lo cierto es que sumando las correrías de sus tres propietarios esta tractora supera ampliamente los 6 millones de millas recorridos, es decir casi 10 millones de kilómetros recorridos.
Cab Over Engine o COE
Entre los modelos clásicos de camiones de los años 60 y 70 también podemos revivir una especial edición de la eterna rivalidad entre Kenworth y Peterbilt, dos de las principales marcas del grupo PACCAR, pero en versión COE (Cab Over the Engine), es decir sin morro.
Hasta bien entrados los años 80 entre los transportistas estadounidenses existían muchos que preferían los modelos sin morro. Dado que todavía existían zonas del país sin demasiadas autovías. Peterbilt con su 352, posteriormente actualizado al 362 de faros cuadrados, competía ferozmente con sus hermanos de Kenworth y el K100, que especialmente en su versión Aerodyne de techo sobrelevado llevaba la amplitud de una cabina chata y elevable mucho más allá de lo que muchos hubiesen creido.
Lo cierto es que estos camiones hoy en día son auténticas rarezas, prácticamente los últimos de su clase en un país donde triunfó espectacularmente el concepto de cabina con morro. Aún así hoy en día tanto el K100 como los 353/362 son camiones muy valorados para su restauración y sobre todo en el caso del Peterbilt ofrecen un aspecto impresionante y feroz por la simpleza de sus líneas. Se trata de otros dos buenos ejemplos de esas venerables máquinas que pese a sumar muchas décadas todavía son capaces de adelantar a camiones nacidos 40 o 50 años después de ellos.