El copiloto perfecto
Volkswagen Caravelle 2.0 TDI. Al volante de un vehículo comercial, en medio del tráfico de la gran ciudad en hora punta, nos encontramos en una de las situaciones donde un conductor más se beneficiará de contar con la ayuda de una caja de cambios como la maravilla tecnológica robotizada que equipa el Caravelle que hoy conducimos.
Por Joan Garriga
Y es que Volkswagen nos aporta en su nueva versión de la generación T5 todo un arsenal de tecnología que no se limita únicamente al espectacular cambio de marchas robotizado de doble embrague DSG. En primer lugar vemos como bajo el capot del motor el eficaz TDI de 140 CV es un 2.0 de cuatro cilindros. Eso significa menor peso y por tanto menores consumos que los antiguos TDI cinco cilindros de 2,5 litros que esta gama de vehículos comerciales empleaba anteriormente para lograr estos niveles de eficacia.
La potencia máxima de 140 CV se entrega a 3.500 rpm y va acompañada por un par motor de 340 Nm desde las 1.750 hasta las 2.500 rpm, margen donde este cuatro cilindros nos dará lo mejor de sí.
Tradición a la última
Caravelle es un nombre de gran tradición en el sector del vehículo comercial, se trata de las variantes de Volkswagen Vehículos Comerciales destinadas al transporte de pasaje, que comparte componentes con sus hermanos Transporter dedicados a las mercancías.
En este caso nos encontramos ante una unidad pensada para el transporte de pasaje, con ocho plazas de capacidad, incluido el conductor, de modo que su utilidad la tenemos en sectores como el de taxis de gran capacidad o en el servicio para pequeños hoteles y traslado de personal propio para empresas. Pensando en el uso comercial de este ocho plazas, que podría llegar a las nueve, a costa de un menor confort si elegimos para las plazas delanteras la opción de banqueta corrida para dos acompañantes, recomendamos claramente la versión de batalla larga que ofrece 40 centímetros suplementarios.
Doble embrague
Teniendo claro el uso que daremos a nuestro Caravelle y si nuestros pasajeros llevarán o no equipaje, nos ponemos ya al volante. Será entonces cuando valoremos la estrella de este modelo. El cambio DSG no es un simple cambio automático, ni un secuencial robotizado al uso. Volkswagen ha creado una caja de cambios que cuenta con dos embragues, vamos, que si los antiguos veteranos del transporte distinguían a un buen chófer porque sabía hacer lo que se denominaba el doble embrague para manejarse con las viejas cajas de cambio sin sincronizar, ahora los cerebros electrónicos del sistema DSG también utilizan la técnica del doble embrague. Sin embargo, nada que ver con la antigüedad.
En este caso la mecatrónica, electrónica aplicada a la mecánica de la caja de cambios, hace que los cambios se realicen con la máxima celeridad. Se trataba de combinar la agilidad de un cambio manual manejado con presteza con la comodidad y fiabilidad de una caja automática. Creemos que el DSG logra este objetivo con creces. Si circulamos tranquilamente notamos lo que en cualquier automático. Comodidad y olvidarnos de la palanca para poder centrarnos en el pasaje y las incidencias del tráfico, el conductor se descarga de tareas y eso siempre redunda en un menor cansancio y trabajo más seguro.
Eficacia DSG
Este cambio ofrece siete velocidades, lo cual ayuda a que el motor de 140 CV maneje perfectamente las tres toneladas de MMA del Caravelle. Además podemos actuar eligiendo marchas en modo secuencial si en algún momento queremos actuar para adelantarnos ante una pendiente. Otra opción es situar la palanca en modo S, que en este caso más que como sport debemos tomarnos como de máximas prestaciones. Este sería el modo adecuado para viajar por rutas de montaña, con el máximo de ocupantes y equipaje o enganchando un remolque, pues el Caravelle puede remolcar hasta 2,5 toneladas extras.
En cualquier caso, respecto a otro cambio automático o secuencial que hayamos probado, notaremos una gran agilidad en unos cambios difíciles de notar. El truco está en ese doble embrague que mencionábamos. La caja de cambios se ha realizado sobre dos ejes primarios con un embrague que maneja cada uno de ellas. ¿Por qué? Pues un embrague se encarga de manejar las marchas pares y el otro las impares. No se trata de un capricho. Si damos gas y vamos, por ejemplo en segunda, cuando la hemos insertado a la vez el segundo embrague ha insertado la tercera. Si seguimos acelerando la tercera entrará casi instantáneamente, porque ya estaba preparada en los engranajes, sólo requería desembragar.
En esa misma maniobra el otro embrague habrá preparado ya la cuarta, de modo que siempre circulamos con la siguiente marcha a punto de entrar. Eso hace que el paso de una velocidad a la siguiente sea rápido y por lo tanto circulemos con mínimas pérdidas de impulso del motor entre cambio y cambio. Otro modo de comprobar esa agilidad es el inverso.
Si realizamos una frenada brusca circulando en una marcha alta veremos como en el mismo tiempo que nos detenemos el cambio es capaz de reducir las marchas inmediatamente, de modo que además hemos aprovechado la retención del motor. Realmente el DSG se convierte en la mejor ayuda para quien conduce este Caravelle de Volkswagen.
Ficha Técnica: Volkswagen Caravelle 2.0 TDI 140CV DSG
Motor: 4 cilindros, 2.0 TDI de 140 CV de potencia máxima a 3.500 rpm y 350 Nm entre 1.750 y 2.500 rpm.
Tara: 1.954 kgs.
MMA: 3.000 kgs.
Capacidad: 8 plazas
MMR : 750 kgs sin freno o hasta 2.500 kgs con freno en el remolque.
Longitud carrocería: 4,89 m
Alto exterior: 1,97 m
Ancho: 1,9 m
Ya disponible últimas pruebas en el canal oficial de Encamión en YouTube.