Goyo un Camionero de corazón

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Goyo un Camionero de corazón

“Aquí se está por afición”

Goyo actualmente trabaja al volante de este Renault Premium con los colores de Carreras.

Pese a las décadas de experiencia al volante Goyo mantiene una gran pasión por el oficio de transportista.

Desde luego, no seremos nosotros los que llamemos aficionado a todo un experto de la ruta como es Goyo, pero lo cierto es que cuando le preguntan él mismo responde de este modo contundente: “Aquí en el camión se está por afición. No aguantas 25 años si no sientes una gran afición por este oficio, porque es muy duro. Y tampoco estamos aquí para hacernos ricos…” Goyo un Camionero de corazón

Desde los montes de Palencia la nieve suele acompañar a Goyo al inicio de sus viajes.

Goyo nos habla así, con argumentos más que probados y tras una vida que en buena parte ha discurrido al volante de camiones pesados y recorriendo casi la totalidad de las carreteras españolas y una buena parte de las europeas: “ Ahora tengo la suerte que la empresa me permite elegir si quiero o no salir a Europa. Así que yo llego a la base y dejo el semi allí si el envío va para el extranjero. Ya lo hice muchos años, por ejemplo en la ruta de Italia y la verdad es que prefiero de largo una ruta nacional que me permite estar todos los fines de semana en casa. Porque puedo decir por experiencia personal que la profesión de larga distancia es totalmente incompatible con mantener una vida familiar mínimamente normal.” Goyo un Camionero de corazón

En la ruta

Si en ocasiones algunos sienten la llamada de la carretera desde muy niños, lo cierto es que el caso de nuestro protagonista es ciertamente de los más precoces que hemos conocido: “Según mi madre ya el primer viaje que hice nada más nacer fue totalmente camionero.”

Goyo sigue trabajando para el mismo transportista que ya daba cargas a su padre.

Y es que Goyo, nacido en la población zamorana de Benavente, donde residía buena parte de la familia materna, viajó a los pocos días de edad con sus padres hasta Cervera de Pisuerga, donde todavía reside en la actualidad. Ese primer viaje lo hizo a bordo de un Barreiros 4220 y donde mejor atinaron a alojar al recién nacido fue sobre el capot del motor en el interior de la cabina situado entre los asientos. Así las cosas, no sabemos si sería fruto de sentir a tan temprana edad los efluvios del gasoil y las vibraciones del motor EB6 por todo el cuerpo, pero lo cierto es que 42 años después así encontramos a Goyo; junto a uno de los últimos descendientes de aquel Barreiros, su Renault Premium 460 con los colores de Carreras, y dispuesto a seguir en la ruta.

El “empujoncito” del destino

Goyo se puso al volante de este Ford Transcontinental con sólo 17 años.

Lo cierto es que Goyo tenía claro que su destino profesional iba a ir ligado al mundo del camión, pero lo cierto es que cuando era un niño en edad escolar e iniciaba el instituto ya tuvo claro que él lo que quería era acompañar a su padre con el camión para ir aprendiendo el oficio de camionero.

“En 1978 mi padre compró en Santander un camión que fue una máquina estupenda de la época; el Ford Transcontinental, con una plataforma larga, de más de 12 metros con el cual salía desde Cervera con Material de Construcción, también cargaba hierro para hacer los cigüeñales de Pegaso y madera de la zona, mientras para el retorno volvía ya con cargas de Transportes Carreras, para los cuales sigo trabajando hoy en día.

El Ford Transcontinental era un camión estupendo, adelantado a la época en muchas cosas. Tenía un motor Cummins de inyectores bomba que daba 350 CV y en su cabina, que era un modelo de 1975, ya te podías poner de pie como en los camiones de hoy en día.”

El «Transconti» con 350 CV a tope de carga por montaña podía superar los 70 lts/100 kms.

Lo cierto es que aquel Ford Transcontinental fue uno de los escasos 250 camiones que llegarían a España de este modelo. Se trató de un intento por parte de la norteamericana Ford de extender su exitosa gama de camiones pesados americanos también en el mercado europeo, principalmente en mercados como el del Reino Unido y los Países Bajos. Mecánicamente el Transcontinental tenía mucho en común con los Ford Louisville de morro, aunque para adaptarse al gusto europeo, su cabina, sin morro, era una transformación realizada a partir del diseño más moderno que realizó Berliet. Una cabina, por cierto, que terminaría siendo muy popular en España, aunque ya bajo el logo de Renault Vehículos Industriales, a partir de mediados los años 80.

“Me voy para Gandía”

El recuerdo del Ford Transcontinental para Goyo está ligado tanto a algunos de sus mejores recuerdos como de los peores: “ Comprar un camión de aquellos para un transportista autónomo como mi padre era un esfuerzo enorme, aunque fuera de segunda mano, pues resultaba muy caro para la época. Al poco tiempo, mi padre cayó enfermo, le diagnosticaron un cancer de garganta y lo ingresaron una larga temporada en el hospital. Yo enseguida pensé que lo íbamos a perder todo, que mi padre además estaría muy preocupado por ello y que había que hacer algo. Aunque a mi aquello me pilló con 17 años lo cierto es que ya había acompañado a mi padre en el Ford y sabía maniobrar perfectamente con él. Era octubre del 91, fui a visitar a mi padre en el hospital y al preguntarme que como había llegado le dije que con el camión y que después me iba a cargar un viaje de tubos para Gandía… Mi padre me miró y sólo me contestó que tuviera cuidado. Goyo un Camionero de corazón

Goyo lleva más de media vida al volante de vehículos pesados.

Al llegar al lugar de carga, donde me conocían perfectamente y sabían la edad que tenía y donde estaba mi padre no me pusieron ninguna pega, pero me preguntaron muy seriamente si me lo había pensado bien. Les dije que sí y así empecé con los camiones.

Desde luego eran otros tiempos, ahora por algo así irías a la cárcel, en cambio entonces únicamente hubo que pagar tres o cuatro veces un multazo de 100.000 pesetas y conseguir que alguien con carnet fuera a retirar el camión, porque yo hasta que no cumplí los 21 no pude tener carnet pero no me bajé de a cabina del Ford.”

Goyo no puede ocultar la admiración que siente por el Ford Transcontinental, un modelo revolucionario en su momento, pensado para viajes enormes, precisamente como su nombre indicaba:

“El transcontinental lo decía todo con su nombre. Era un camión para eso, para irte de ruta a Turquía y países así, que fue para lo que se usaron muchos de los que llegaron a España. Para mi era una máquina fantástica pero para mi padre, que lo pagaba y contaba los 70 litros a los 100 kilómetros que aquel camión cargado por montañas era capaz de beberse, no era una máquina tan estupenda.”

Cuando Goyo pudo sacarse el carnet de conducción su primer camión fue este Iveco Turbostar.

Si bien el primer camión con el que trabajó Goyo fue un Ford Transcontinental adquirido por su padre en 1978, el Iveco Turbostar 19.360 sería el primer camión adquirido por Goyo Gómez, ya incluso disponiendo de carnet de conducción. Vamos, trabajando con un poco menos de presión en su día a día.

El presente

Al volante de su actual Renault Premium Goyo sigue disfrutando del oficio de camionero, aunque lo hace de otro modo más práctico frente al espíritu casi aventurero del pasado. Pese a todo lo que ha cambiado el oficio, lo cierto es que el gasoil y asfalto sigue atrayendo a Goyo: “A veces hablas con compañeros y te sueltan que llevan ya demasiados años al volante… Y te los quedas mirando con ganas de soltarles; ¡Pero si tienes 34 años, tío! Yo creo que actualmente nos falta la capacidad de sacrificio que antes se consideraba casi como algo normal. Porque si bien antes se ganaba mucho dinero con el camión, lo cierto es que eras conductor, mecánico y lo que hiciera falta. Nadie se echaba atrás de entrada para casi nada y esto ha ido cambiando. Encima con los móviles hemos perdido la poca libertad que teníamos y si ya hablamos de como el tacógrafo y los períodos de escanso te pueden llegar a complicar la vida, pues… Eso, que el oficio de transportista cambió muchísimo y no precísamente a mejor. En lo positivo están los vehículos, yo ahora ando con un Premium que cargado a tope y por las rutas de montaña que tenemos en el norte de España no supera los 34 litros a los 100 kilómetros, la mitad del consumo que hacía aquel Ford tan estupendo con el que empecé a hacer kilómetros. “

Goyo conduce un Renault Premium 460 del cual se muestra muy satisfecho.

Nos despedimos, porque la dictadura del tacógrafo manda y toca ponerse al volante del Premium ya con una carga lista para entregar. Ya se sabe, afición por la carretera, pero con un horario que cumplir, el día a día de Goyo. Goyo un Camionero de corazón

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