La energía más natural para el otoño

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    Frutos secos

    Nutritivos, sabrosos, energéticos, con mucha grasa e indigestos. Esta es la imagen, tan tópica como acertada, que tenemos de las almendras, avellanas, cacahuetes, nueces, castañas, pistachos…, sobre los frutos secos que este otoño se recogerán en nuestros campos y bosques. Las frutas desecadas (ciruelas, uvas pasas, higos, orejones de melocotón o albaricoque) poco o nada tienen que ver con los frutos secos. Comparten con ellos el elevado poder calórico, pero su composición nutritiva (grasa, azúcares, proteínas, fibra…) es muy distinta mientras los frutos secos el nutriente mayoritario es la grasa, en las frutas desecadas lo son los hidratos de carbono.

    Ambos constituyen un complemento idóneo de nuestra dieta, y resultan particularmente apropiados cuando hacemos deporte de larga duración o esfuerzos físicos intensos. Pero tanto unos como otros están desaconsejados para quienes siguen dietas bajas en calorías o sufren problemas digestivos. Y las frutas desecadas deben ser evitadas por los diabéticos.

    Los frutos secos en general son semillas pobres en agua y ricas en grasas, que pueden ayudar a reducir valores de colesterol “malo”, así como de minerales como el magnesio, fósforo, potasio, calcio y hierro, y oligoelementos como zinc y selenio (ambos, con acción antioxidante). En cuanto a vitaminas, carecen en general de vitamina C pero son ricos en B1 o tiamina, niacina o B3 y folatos. Y constituyen una de las fuentes vegetales más abundantes en vitamina E. Pero parte de la vitamina B1 y de la E se destruyen en el proceso de tostado es por este motivo que siempre es más recomendable ingerirlos crudos i sin sal así podemos aprovechar todas sus propiedades.

    La dieta que incorpora frutos secos en general y nueces en particular puede ejercer un efecto preventivo de las enfermedades cardiovasculares.

    Debido a su alto contenido en grasas hay que masticarlos bien pues pueden ser indigestos y llegar a provocar diarreas por este motivo yo recomiendo no superar los 50g al dia, pensemos que estamos hablando de unas 300 kcal

    Por su riqueza en proteínas de alto valor biológico, los frutos secos deben formar parte de la dieta vegetariana, pues bien combinados con otros alimentos (lácteos, cereales o legumbres), constituyen una de las principales fuentes de este nutriente. No obstante, los frutos secos, y particularmente los cacahuetes, pueden producir alergias; y debido a su gran contenido en grasa, las personas con problemas en la vesícula biliar y en el páncreas o con dificultad para la absorción de grasa, no deben consumir con frecuencia los frutos secos más grasos, como nueces (59% de grasa), avellanas (54%), almendras (53%) y pistachos (52%). Los menos grasos, y únicos que bajan del 40% de lípidos, son castañas (2%) y dátiles (0,2%).

    Para lograr una perfecta conservación, hay que guardarlos en frascos de cristal bien cerrados y en un lugar fresco, seco y protegido de la luz y de los insectos. No deben conservarse en bolsas de plástico, ya que acabarían enmoheciéndose. Es preferible comprar los frutos secos en pequeñas cantidades y con su propia cáscara, pues mantienen mejor sus propiedades nutritivas y se conservan durante más tiempo que los pelados. Cuando más sabrosos se encuentran es ahora, en otoño y principios de invierno. Evitemos los que presentan moho en la cáscara o en la semilla.