Transcalit–Sertralit: estudio de descarbonización

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Transcalit–Sertralit ha presentado un estudio pionero sobre los desafíos que enfrenta el transporte de mercancías en Barcelona. Financiado por el Departamento de Territori, Habitatge i Transició Ecológica de la Generalitat de Catalunya. El análisis ofrece una visión clara del estado actual de las flotas y de las distintas necesidades a la hora de abordar la transición energética y ambiental. Transcalit–Sertralit: estudio de descarbonización

Transcalit–Sertralit: estudio de descarbonización
Transcalit–Sertralit: estudio de descarbonización

Estructura y envejecimiento de las flotas

De las 400 empresas incluidas, 308 operan con flota propia, sumando 8.346 vehículos:

  • 8% vehículos ligeros

  • 28% vehículos pesados

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  • 64% tractoras

En cuanto a la estructura empresarial, el estudio muestra un sector dominado por las pequeñas empresas.

  • 60% son pequeñas empresas (1-5 vehículos)

  • 29% medianas empresas (16-50 vehículos)

  • 11% grandes empresas (más de 51 vehículos)

Respecto a la antigüedad de los vehículos, se observan notables diferencias según el tamaño empresarial:

  • Pequeñas empresas: 10,15 años de media

  • Medianas empresas: 9,15 años de media

  • Grandes empresas: 6,41 años de media

Por ello, la flota de las pymes resulta más envejecida, menos eficiente y más contaminante.

Dificultades y barreras a la renovación de vehículos

Las pequeñas empresas encuentran grandes obstáculos a la hora de renovar sus flotas. La falta de acceso a financiación competitiva y las líneas de crédito limitadas dificultan la adquisición de vehículos de bajas o cero emisiones. Además, los operadores sin flota propia suelen subcontratar a autónomos o microempresas, quienes tampoco disponen de la capacidad económica necesaria para invertir en tecnologías limpias.

Según el estudio, apenas un 5% de la flota se renueva cada año, cifra por debajo del necesario 8-10% para reducir la antigüedad y cumplir con los estándares europeos. Diferentes factores influyen en esta situación: altos costes de adquisición, dificultad para encontrar ayudas públicas efectivas, y la complejidad regulatoria al aplicar nuevas normativas Euro, ZBE o impuestos a los carburantes fósiles.

Retos regulatorios, tecnológicos y económicos

El escenario normativo en Europa se ha vuelto más exigente. La implantación de zonas de bajas emisiones (ZBE) y la presión sobre el uso de combustibles fósiles obligan a las empresas a modernizar sus flotas. Sin embargo, la falta de infraestructuras para vehículos eléctricos pesados y de estaciones de repostaje para gas o hidrógeno actúa como freno.

La tecnología alternativa todavía presenta limitaciones. El mercado aún no ofrece suficientes vehículos pesados, eléctricos o de hidrógeno, especialmente útiles para largas distancias. Biocarburantes como el HVO son una opción, aunque con problemas de disponibilidad y coste, además de seguir emitiendo contaminantes.

Hacia un mix energético y más eficiencia operativa

Las empresas del transporte valoran un “mix energético” como alternativa realista para su transición ecológica. Más allá de la electrificación, apuestan por biocombustibles, hidrógeno o soluciones de retrofit. Todo dependerá de la modalidad de transporte y la funcionalidad de cada tipo de energía.

El estudio señala que la competencia y la eficiencia energética deben ir de la mano de la sostenibilidad ambiental. Es esencial reducir los costes a largo plazo y optimizar las rutas y el rendimiento de los vehículos.

Conclusiones y el papel imprescindible de la administración

Transcalit–Sertralit afirma que la mayoría de empresas de transporte son pequeñas y afrontan la transición ecológica con recursos muy limitados. La descarbonización no puede recaer solo en el sector privado. Se necesita apoyo institucional más realista: incentivos fiscales, financiación adaptada y políticas que reconozcan la diversidad del tejido empresarial.

Se ha concluido que será difícil trasladar los sobrecostes al cliente final, dada la fuerte competencia. El diésel mantiene su hegemonía y no se vislumbra una tecnología ganadora a corto plazo. Las infraestructuras de recarga siguen siendo insuficientes y el hidrógeno todavía es poco viable.

Las empresas ven imprescindible la optimización de sus flotas. Piden flexibilidad y apoyo para acceder a energías renovables y alternativas sostenibles. Así, una descarbonización real del sector solo será posible con un enfoque pragmático, colaborativo y adaptado a la realidad de las pymes.

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